La minería moderna y sostenible implica una economía circular efectiva a lo largo de toda su cadena de valor, desde la exploración y la extracción hasta el procesamiento y la disposición final.
¿Por qué? Existen varias cuestiones que, aunque puedan parecer obvias, se deben tener presentes en todo momento. Por un lado, el uso de las materias primas minerales es inevitable, ya que vivimos en una civilización en la que prácticamente todo lo que nos rodea contiene algún recurso minero.
Además, en plena era tecnológica y, paralelamente, de transición energética, podemos afirmar que los minerales son claros protagonistas y su uso es imperativo para fabricar todos los productos que necesitamos: ordenadores, móviles, vehículos eléctricos, paneles solares y un largo etcétera.
Por otro lado, la industria minera, al igual que el resto de las industrias, genera residuos, si bien es cierto que muchos son susceptibles de ser reutilizados dentro de la cadena de producción o en otro lugar.
Ante estos hechos, debemos remar hacia una gestión sostenible de todos los recursos implicados en la minería. La economía circular requiere reducir la generación de residuos durante las etapas de extracción, procesado, fabricación y uso; conseguir un reciclaje más eficiente e incrementar el uso de materias primas secundarias; aumentar la durabilidad de los productos y aprovechar el espacio de los huecos mineros.